Hace una semana, y tras llevarlo planeando meses atrás, Laura y yo nos fuimos a hacer una sesión de fotografía inspirada en la pureza y delicadez de una novia y su vestido blanco, y aprovechando a su vez el buen tiempo de estos días de atrás y el paisaje delicado que nos ofrecían los almendros florecidos y los "árboles del amor". Todo el conjunto, unido a un bonito atardecer primaveral nos hizo disfrutar de unas fotos más cercanas a una sesión natural, espontánea y llena de robados que a los artificiales posados a los que estamos acostumbrados en la fotografía de boda.
Os comparto la mitad de la sesión, llevada a cabo en un campo de almendros.
muy bonitas imagenes.
ResponderEliminarMilena, gracias por tus palabras. Me he pasado por tu blog y puedo decir lo mismo de ti ;)
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