Tengo un enfado que no me tengo...
He ido (bueno, he mandado a mi novio, el pobre...) a sacar en papel unas fotos para un concurso de fotografía que vi en Internet (a ver si cayera la breva...). Todo el fin de semana tirando fotos y haciendo al ordenador echar humo con el retoque para que el resultado final sea unas fotografías oscuras a más no poder... grrrr...
¿De qué sirve pasar tanto tiempo tras el objetivo ajustando blancos y seleccionando valores de ISO, velocidad y diafragma, y tantas horas delante del programa de retoque para dejar la foto perfecta, si luego cuando vuelves de la tienda te encuentras con fotos que parecen estar tras una densa capa de hollín?
Usé un ordenador portátil para el procesado. Mea culpa. Pero en mi defensa digo que esas fotos las he chequeado en otro ordenador diferente (de sobremesa y con pantalla fija) y se veían de lujo. Que se las he pasado a un amigo que las ha visto en otro ordenador de sobremesa y no me ha comentado nada de subexposición. Por último, se da el caso de un amigo que llevó a imprimir sus fotos a esa tienda hace un mes, y se encontró con la misma desagradable sorpresa que yo...
CONCLUSIÓN: El problema es de la tienda.
SOLUCIÓN: La próxima vez, a trabajar con más tiempo de antelación y a llevar al laboratorio las fotos, como debe ser. Y si aún así siguiera teniendo problemas, me planteo el calibrado especial del monitor.
Adiós, Xerox, saliste de mi vida...
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